sábado, 16 de agosto de 2008

Recuerda ADN...


Yo quiero ser recordado. La misión del hombre no se ve reducida únicamente a pasar los genes. El ADN no contiene información sobre la historia de nuestras vidas, no pasamos experiencias personales, así hemos creado la forma de transmitirlas a través de los libros, las fotografías, el cine, la música, la televisión, Internet...

La era digital es la meta por la que el hombre ha luchado desde que obtuvo su primer documento escrito. Hemos creado una gran base de datos virtual en la que reside toda la información que deseamos obterner, claro que un secreto seguirá siendo un secreto... Hoy podemos decir que las señas de nuestra identidad ya están inscritas en el duro acero de la historia y que seremos recordados no por un hecho en concreto, sino por todos y cada uno de ellos, incluyendo aciertos y errores. La verdad es que el logro radica en la experiencia, pues es vital para nosotros transmitir algo. Desde el principio adquirimos conocimientos y aprendemos a madurar gracias a la clase de información que recibimos, de este modo cuanto mayor sea el grado de sabiduría mayor será el de la acción, ya que nos sentimos rebosantes de una información que ansiamos difundir a través de discursos, mismo un blog...
Nos vemos limitados al pasar la antorcha de padres a hijos. Aunque son imagen nuestra, deben conocer lo turbia que es nuestra historia. Eso significa ser recordado. Un solo hombre puede cambiar el curso del futuro, podrá ser querido u odiado, pero si consideramos que ha hecho algo que llama nuestra atención, su recuerdo es irremediable. El ADN no registra estas experiencias, por eso el hombre se ha visto obligado a desarrollarse en diversas artes para llenar ese vacío que dejan los genes, pues llegamos a la conclusión de que aunque adultos mentalmente, seguimos siendo niños que empiezan a caminar por los largos corredores del universo.

1 comentario:

Diancecht dijo...

Y volvemos a donde estábamos al principio: como niños con sus juguetes el día de reyes, ignoramos toda esa información y nos ponemos a jugar con la caja de cartón de la satisfacción automática.