martes, 1 de diciembre de 2009

El galimatías de Kubrick

La Universidad, un lugar para perderse y encontrarse a la vez, ha sido precisamente "el" espacio en el que he vuelto a experimentar la sensación complicada de admirar lo simple del concepto que se esconde tras una escena de Kubrick. En mi afán de revisar la filmografía de este genio, encuentro aceptable dotar a su metraje del calificativo de "galimatías", ya que profundizar en la obra de Kubrick significa perderse entre pasajes filosóficos, estéticos e históricos. Todos recordamos, grabada en la retina, su gran obra maestra "2001: odisea en el espacio" en conjunto o, al menos, su escena final. Decían los responsables de este filme que si todo el mundo la entendía en el primer visionado fracasaría estrepitosamente, pero no ha sido así. Asistimos ya desde el primer acorde de "Así hablaba Zaratustra", de Richard Strauss, a la concepción que del espacio hace gala Kubrick mientras el título de la película aparece ante nosotros. Al fondo, un cuerpo esférico coronado por el Sol representa el amanecer del hombre, su paso por los diferentes estados y su culmen. Es esta simbología la que va a predominar durante toda la película, pues el enigmático Monolito no solo "anima a pensar" a los homínidos del comienzo, sino que mediante un plano de su superficie en vertical también nos habla a los espectadores, pues queda patente en dicho plano la simetría de la parte superior del Monolito con la del Sol (hombre) que se alza en busca de la Luna (ver imágen).




Esto quiere decir que, desde la fiel perspectiva del argumento, la evolución va de la mano del Monolito, tomado por un ente de vida superior que estimula a la raza humana a progresar y hacer, literalmente (o cinemáticamente), de un hueso lanzado al aire un transbordador espacial lanzado a la conquista del espacio.

En la inmensidad del reino estelar, el hombre ha sabido hacerse un hueco que le ha valido para romper barreras físicas y lógicas. Sofisticado gracias al gran elenco de herramientas de las que dispone, el hombre deposita su confianza en las máquinas creadas por él. Habiendo conquistado la Luna al fin, el hombre vuelve a encontrarse en pañales ante el Monolito. Los astronautas de la película, símbolo del culmen de la evolución, reaccionan del mismo modo confusional que sus antepasados homínidos a la vista del ente superior. No saben dar respuesta a este descubrimiento. Asistimos pues al salto cualitativo en la progresión evolutiva del ser humano que Kubrick quiere dar a entender: hemos avanzado tecnológicamente pero el pensamiento sigue siendo susceptible del "punto muerto" ante los enigmas que nos depara el camino.

A lo largo de esta conquista espacial, el hombre va más allá de la Luna, aventurándose a llegar hasta Júpiter, mas las máquinas han tomado iniciativa propia y una de ellas, HAL 9000, intentará impedir el progreso de la nave Discovery rebelándose contra el intelecto humano representado por los tripulantes. Finalmente, el hombre logra desprenderse de sus herramientas y acabar del modo más simple con la vida de la máquina, representada por HAL 9000. He aquí cuando presenciamos la "pasión" de la última fase evolutiva del ser humano a través de los ojos del astronauta David Bowman, el cual se adentra en el espacio próximo a "Júpiter y más allá del infinito". A través del "pasillo interestelar" que Kubrick nos ofrece, el ser humano vive sus últimos momentos. Bowman se verá a sí mismo en su fase de anciano. Cuando este (el ser humano) agoniza, el Monolito se presenta ante él anunciando que está preparado para una fase superior de inteligencia. Cuando el feto humano se aproxima a la Tierra y suena "Así hablaba Zaratustra" la raza ya ha dado su próximo paso evolutivo, ha tenido que abandonar su cuerpo, una corteza débil, para trascender más allá de las barreras físicas que se le han impuesto para alcanzar la superioridad. Esta nueva fase indicaría que el hombre regresa a sus principios, está listo para renacer y aprender de nuevo.

Sé que las conclusiones respecto al filme de Kubrick varían dependiendo del entender de cada persona. He querido dar la visión con la que más me identifico, pudiendo hacer crítica de ella dentro de mis posibilidades, pues no cabe duda que hay miles de interpretaciones más profundas que ésta. Sin embargo, encuentro que Kubrick ha querido trasladar el proceso evolutivo del ser humano de una manera existencialista, pues "somos lo que hacemos" desde nuestro despertar a nuestro ocaso como especie.