martes, 7 de diciembre de 2010

Wiki Leaks: guerra cibernética y determinación contra los gobiernos

"Eres libre, puedes conseguir cualquier cosa que te propongas", "esfuérzate al máximo, compite", "sólo los más fuertes vencen", "di la verdad, nunca mientas"... que de máximas vienen a mi cabeza! ¿Acaso no son estas las chorradas que se nos repiten constantemente con la finalidad de ser mejores personas? Yo contesto, a lo Fernán Gómez: ¡a la mierda! Debo confesarlo, las filtraciones de Wiki Leaks me tienen en vela desde que puse mi vista en los documentos... que si ataque encubierto del gobierno chino a Google, que si Putin está a la cabeza de un estado títere y mafioso, que si Zapatero es un felino en política... Trasciende en algo la información que se nos brinda?! A fin de cuentas esto era un secreto a voces, pero si logramos ver más allá de las filtraciones descubriremos que nos encontramos ante una encrucijada de dimensiones históricas. Por un lado, la diplomacia estadounidense se ha visto en flagrante evidencia, lo que indica que la transparencia de la información era un mito. Por otro lado, el hecho de que Wiki Leaks haya publicado evidencias capaces de desestabilizar gobiernos, nos dice que se está librando una guerra que no entiende de épica, sino de información.

En efecto, Internet se ha convertido en la asignatura pendiente de los gobiernos y, sin ir más lejos, se ha convertido en el arma más poderosa de las masas. Cuando Jay Rockefeller dijo aquello de "Internet nunca debió haber existido" nadie hubiera acertado a pensar que, en parte, su temor estaba justificado ante los hechos de estos días. No dista ni un año desde que Wiki Leaks atacase con documentos clasificados, cuando una marea mediática ya se cierne sobre la figura de su fundador, Julian Assange, detenido a espera de la próxima vista ante el juez. Y nosotros, el pueblo llano, ¿qué podemos hacer ante tal flujo de información privilegiada? La consultaremos, analizaremos, compartiremos e incluso la condenaremos. Lo que parece ser que NO está teniendo mayor efecto es el conocer de primera mano que tu propio gobierno te engaña mientras te exige que digas la verdad, que la justicia y la ley por la que clamas encubre asesinatos y coarta la libertad en la red... Todo un sinfín de intereses está en juego ahora mismo. La libertad que tanto apreciamos se ha visto condicionada nuevamente por los agentes habituales, de modo que si alguien me vuelve a decir que "unas elecciones lo cambia todo", discreparé groseramente, pues no llega el día en que cambie algo.

Por mi parte, tomemos las armas y volemos todo por los aires.

lunes, 4 de octubre de 2010

The Maltesse connection

Abandonado a mi suerte en las angostas calles de Ourense, tras tres semanas de incesante ir y venir por paseos marítimos y locales de alterne malteses, heme aquí reincorporándome a mis escritos de cronista contemplativo, recordando unas andanzas que ya forman parte del recuerdo, pero que seguirán estando vivas, al menos por ahora, en las líneas que aquí muestro. Parece ya lejano aquel 11 de septiembre en el que mis dos paisanos y yo tomamos un avión hacia la isla de Malta, no dejando de mostrarse nítido el día a pesar del cansancio mental y físico. Llegados a esta situación en medio del Mediterráneo, conseguimos hacernos a la vida maltesa madrugando como casi nunca lo habíamos hecho y trasnochando como siempre acostumbrábamos a hacer en España, con la excepción de que vivíamos sujetos a los caprichos del colonialismo cultural británico y a los horarios del Sol. Son los malteses una mezcla de etnias que se confunden a través de los siglos, no portando demasiados aires de ingleses, mas sí rasgos latinos orientalizados. Son serviciales, muestran un fuerte carácter y viven por y para el turismo, siendo ésta la única y verdadera fuente de recursos, la cual conforma el pilar básico de su economía. Hablan inglés por herencia cultural y lo utilizan tan sólo para dirigirse al forastero, casi nunca para comunicarse entre ellos. Católicos acérrimos, se reúnen en torno a las 365 iglesias esparcidas por toda la isla. El símbolo que los identifica es la cruz de Malta, ganada con honor y valor en la defensa de la isla durante la Segunda Guerra Mundial. Sus calles rezuman una total falta de atención a la que se suman unos conductores indiferentes al tráfico que los rodea. Los autobuses de Malta son algo para recordar ya que es posible ver circular juntos a uno fabricado en los años 40 y a otro en los 90. Recomiendo enormemente subirse a uno destartalado y viejo para comprobar cuán duro es llegar a sitios alejados y pasar un buen rato tirando de la cuerda para solicitar una parada.

A parte de todo esto, Malta es visitable en un abrir y cerrar de ojos. Sus sitios de interés van desde la Azure Window, en Gozo, a la capital, Valletta, o el pequeño islote de Comino. Podría hablar de más sitios en concreto, mas me temo que mis promesas de hacer turismo en Malta se vieron eclipsadas por el constante agetreo de la vida nocturna en Paceville. Es en este punto donde me gustaría parar a reflexionar desde una óptica crítica ya que encuentro que Malta no se parece en nada a lo que tenía previsto el Ministerio de Educación español. Cuando se entrega una cuantiosa cantidad de dinero (sólo aplicable a este caso) a un estudiante universitario cualquiera con el fin de aprender o incrementar su nivel de inglés en un país anglosajón se entiende que ese individuo es capaz de establecer una comunicación básica en el idioma a utilizar y de él se espera que regrese con algo más de idea. Al hablar de nivel básico interpreto que una persona es capaz de sobrellevar una situación con el mínimo a expresar y a entender, mas tengo que objetar en un sentido concreto y no generalizador. Los estudiantes españoles en Malta acudimos a costa del dinero del estado (bienvenido sea) y allí, básicamente, nos ponemos ciegos sin tener que saber una sóla palabra de inglés. Esto es bastante frustrante, aunque no deja de ser una costumbre muy española el hecho de ser unos negaos a la hora de aprender inglés. Pero, ¿qué inglés podríamos practicar si las distintas nacionalidades habidas en Malta superan a la población autóctona? Es algo usual que cada persona se establezca en un grupo ligado a su mismo país, como así ocurre en esta isla. Británicos con británicos, rusos con rusos, españoles con españoles... la verdad es que no había lugar a oportunidades para mezclarse, más aún cuando todos los españoles estudiábamos inglés bajo el mismo techo que nos cobijaba. A fin de cuentas, nuestro particular colonialismo temporal se dejó sentir a través del botellón y no por nuestro deseo de expandir ideas a través de la conversación con otras gentes.

Siendo sincero, encuentro que Malta guarda cierto misticismo que logra alejar de la realidad. Ya Ulises fue preso de Calipso en Malta y, desde luego, yo pude sentirme tal que Odiseo en el puente de su embarcación, mientras surcaba las olas del Meditarráneo guiado por la luz de una luna plena. No me gustaría reducir mi experiencia en la isla a una especie de viaje de desfase festivo, sino a unas claras vivencias que me llevaron a tratar como nunca antes a distintas gentes de España y, si cabe, de Europa (para bien o para mal), a conocer un poco más de su carácter y a compartir las respectivas visiones que teníamos sobre las comunidades de origen de unos y de otros.

Malta 100% recomendable

miércoles, 28 de julio de 2010

Crónica de un viaje. Romasas: Día 1


Por el airísimo...

Alcanzamos a palpar un nerviosismo que se acumula en el estómago por momentos. El avión nos espera en la pista y Laura toma aire en cuanto se pone el cinturón de seguridad. El fuselaje no alberga a muchos pasajeros españoles, la mayoría de ellos es oriunda de Italia. Así que, entre gráciles dejes idiomáticos, levantamos el vuelo hacia la Ciudad Eterna.

Tras casi dos horas y media en las nubes, arrivamos a Ciampino. Cuando el mozo de cabina nos despide a la salida del Boeing, un calor asfixiante nos recibe mientras bajamos la escalera de acceso. La sección de llegadas es pequeña y no conduce a pérdida, de modo que Laura y yo aguardamos a recoger nuestro equipaje de la eterna cinta. Una vez intercambiadas varias impresiones de pareja, decidimos arriesgarnos a sucumbir bajo el sol y tomar un bus directo a la estación Termini. Heme aquí, en mi primera situación frente a un empleado del sector servicios "chapurreando" algo de italiano. Compruebo que el entendimiento no va mal encaminado y que, de ahí en adelante, mi particular "italo-español" me servirá de mucho en situaciones en que una simple palabra no quede clara. El trayecto en bus transcurre normalmente, excepto por la temeridad del conductor, la cual pasa desapercibida. Habiendo accedido al extrarradio de Roma, observo las primeras construcciones ruinosas de la Antigüedad a la vez que se cruzan con avenidas mal asfaltadas, desbordadas de un tráfico enorme y anárquico, y flanquedas todas por degradados bloques de corte renacentista o barroco, eso sí, repletos de graffitis mal hechos en su base.

Llegados a la estación Termini, caminamos en busca de nuestro alojamiento. Las calles son una amalgama de razas y culturas, nacionalidades y lenguas. Los establecimientos de comida y bebida se suceden uno tras otro hasta que llegamos a un portal medio destartalado sobre el que leemos "Hotel Magic" en uno de tantos carteles anunciantes. Lo único que queremos en ese instante es poder "chegar e encher", pero un ascensor claustrofóbico nos pone dificultades a la hora de subir las maletas. La bienvenida que nos brinda una de las regentes de la pensión (porque eso era) se covierte en una recepción fría y desdeñable, mas intentamos poner atención para entender las instrucciones dadas en un malsonado italiano. La habitación doble es muy acogedora, se mantiene limpia y guarda pequeños detalles. En sí misma, la zona de recepción ya nos anunciaba un espacio bastante agradable. Por fin instalados, Laura y yo emprendemos nuestra ruta dominical. Tras visitar la magnífica basílica de Santa Maria degli Angeli, una parada improvisada para comer en Piazza della Repubblica nos lleva a tener que recurrir a una fábrica de comida industrial capitalista, más conocida como McDonald's. La tarde se hace eterna y el calor agota nuestra comparsa cuando avanzamos por Via 20 Settembre y contemplamos San Carlo della Quattro Fontane, obra maestra del barroco de Borromini. Un poco más avanzada, Sant'Andrea al Quirinale del genial Bernini nos deleita con su pórtico curvo y su plan elíptico. Todo hace esperar que retrocedamos para, esta vez sí, encontrar por fin abierta al público la capilla de Santa Maria della Vittoria, donde aguarda una de los máximos exponentes de la escultura barroca: el "Éxtasis de Santa Teresa". Realmente, me muestro sorprendido al tenerla por fin ante mis ojos, así que me detengo a contemplarla con severa solemnidad. Los flashes se disparan por doquier. Laura guarda curiosidad por esto y aquello, mas a mí me embarga el éxtasis del Arte. Al cambiar de posición, la luz resplandece a través del ventanal colocado por encima de la pieza maestra de Bernini. Cumplido mi deseo, emprendemos de nuevo la marcha hasta dar en Piazza del Quirinale, allí donde en lontananza contemplamos bajo el sol del atardecer la cúpula de la basílica de San Pedro. Botella de agua y callejero en mano, proseguimos hasta la última visita programada, que no la última del día. El calor se hace menos sofocante, pero los turistas se van congregando a cada paso que damos. Laura imaginaba una Fontana di Trevi de postal, como aquella que inspiró a toda una generación de amantes a la vieja usanza de la dolce vita, o la que unió en los umbrales de la muerte a Elsa y Fred. Nada más paradójico. La escena que contemplamos es de verdadero pavor. Una jauría de turistas siembra cada rincón de la plaza alrededor de la famosa fuente. El agobio es tal que la temperatura se dispara. No nos da tiempo ni a disfrutar de aquella maravilla, cuando ya tenemos a más de un vendedor oriental encima, los cuales se ofrecen a disparar su polaroid a cambio de un precio "engaña-turistas". Una hilera de pies se mojan en la fuente. Las localidades están llenas y Laura obvia la tradicional foto. En cambio, poso yo para ella con la fuente de fondo. En cuanto podemos abrirnos paso, nos largamos de allí. Ya en los alrededores adivino que de moverse por cada monumento en Roma implicaría que nos unieramos a la masa uniforme de gente en shorts, con gorro, gafas de sol y con una cámara fotográfica en una mano y el callejero en la otra. Esta era la tan denostada "Europa en decadencia" de la que hablaba Ortega y Gasset, hombres-masa de vida estándar, de objetivos estándar... una humanidad que busca lo que hoy más prima y es incapaz de ver más allá de lo que ella llama "lo normal". Cada monumento de Roma es un prostíbulo al que acude gente de toda clase y condición. La gloria de antaño poco tiene que ver con las ruinas esparcidas que hoy acogen a mareas de personas deseosas por compararse con emperadores y filósofos de mármol. Laura y yo somos, del mismo modo, partícipes de esta degradación continuada de lo que supone Patrimonio de la Humanidad. No pido que se detengan las visitas, tan sólo conocimiento de lo que se ve y, por supuesto, orden y respeto por algo que está muy por encima de nuestra eterna cháchara.


Éxtasis de Santa Teresa y yo agonizando en la Fontana di Trevi

Siguiendo a la masa, pasando por levantar la vista para dimensionar la columna de Marco Aurelio (copia de la de Trajano), acabamos postrados ante el Monumento a Victor Manuel II en Piazza Venezia, algo espectacular. Poco perspicaces, desconocemos que el edificio que se levanta a nuestra derecha (cubierto por un toldo) es aquel desde el que Mussolini arengaba a las ordas fascistas. En Chiesa del Gesú, el Triunfo del Nombre de Jesús de Giovanni Battista nos deja absortos. Bastante fatigados por la caminata pero ilusionados, marchamos hasta el Campidoglio, inusualmente tranquilo. Allí, flanqueados por las dos alas del Museo Capitolino, admiramos una copia de la estatua ecuestre de Marco Aurelio presidiendo la plaza. A parte de esta, obtenemos unas magníficas vistas de los Foros Romanos y un ápice de agua que nos refresca por completo. Se aproximan las 20 horas y 30 minutos, y yo tenía previsto acudir junto con Laura al Scholars Lounge, un pub irlandés, para presenciar la final de la copa del mundo España-Holanda. En el momento en que abrimos la puerta comprendemos que allí no cabe un alma. Tan deprisa como podemos, nos decidimos a enfilar hacia la zona donde nos alojamos, pues ya había visto que la pasión que despertaba la selección española entre romanos y turistas (sobre todo japos) se encontraba en cualquier punto de Roma. Llegados a disfrutar parte del primer tiempo, el bar en el que nos encontrábamos "relucía" por su penumbra y por la variedad de sus paisanos, entre ellos holandeses. Al finalizar la primera parte, agotados y empapados en sudor, compramos un par de cachos de pizza en el turco (gran dependiente al que conocí) que está a dos pasos de nuestra pensión y nos los cenamos en la habitación. Mientras degustamos aquella masa con jamón y queso, Iniesta sorprende con un gol que a los tulipanes les sienta como un jarro de agua fría. La copa ya era nuestra. Cuando Casillas levanta el tan ansiado trofeo y un país grita de júbilo, Laura y yo sucumbimos ante el colchón. Mañana nos aguarda un día largo.


Monumento a Victor Manuel II y Laura y yo en Chiesa del Gesú

miércoles, 30 de junio de 2010

Historias del barrio (II-causas de lo que somos)

Hablaba en mi anterior entrada de cómo los pontinos nos ibamos reuniendo en torno a simples grupos o tribus urbanas durante la adolescencia y de cómo la apetencia por la droga hacía mella más en unos que en otros. Queriendo profundizar en las causas de esta inclinación generalizada a optar siempre por lo prohibido y lo mal visto, debo, como todo "historiante" que se precie, trasladar a los lectores a contextos mucho más remotos en cuanto a tiempo y espacio se refiere. No es mi deseo magnificar o mitificar mis "Historias del barrio" con causas que son ajenas a la sociedad ourensana, mas puede llegar a ser lógica y comprensible la interdependencia cultural, social y política ya alcanzada a fines del siglo XX que irremediablemente nos afecta a todos por igual. Lo que sigue a continuación es fruto de mis reflexiones y de nadie más.

El final de la gran época dorada, inaugurada por la victoria de los aliados y aplastada por el espíritu de mayo del 68, significó la muerte de una gerontocracia no acorde a la onda de los nuevos tiempos, pues digamos que los grandes líderes de antaño se desmoronaron con el eco de las protestas de una juventud desilusionada. Si bien 1968 se creyó el disparo de salida para una nueva ola de revoluciones, no es más verdad que la de aquellos que contemplaban como el viejo mundo daba paso al nuevo. En efecto, este sería un nuevo mundo marcadamente intercultural y juvenil en el que Woodstock sustituiría a las antiguas concentraciones de masas convocadas por los partidos políticos y Jimi Hendrix al orador totalitario entregado a sus adeptos. Reinaba entre la juventud de aquellos días, sobre todo en la estadounidense, una decepción generalizada con la clase política, la cual hubo de preferir el camino de la guerra (vide Corea del norte o Vietnam) creyendo que combatía en todo momento al enemigo soviético y no a un puñado de campesinos que, en cualquier caso, ganaron finalmente la batalla. Y no sólo se resentía el muchacho joven universitario, sino también una calidad de vida agrabada por la crisis del petróleo de los años 70 y, particularmente, las democracias latinoamericanas asediadas por militares autoritarios y fascistizados. El mundo, en resumen, despertó de su sueño apacible para enfrentarse a sus hijos, algunos de los cuales alimentaron las filas de no pocos movimientos de liberación o de resistencia armada.

Pero los cambios no sólo se dejaron notar en la vida política sino también en el ámbito social, llegando incluso a dispararse el consumo de marihuana entre los jóvenes, el de cocaína entre la gente adinerada y el de la heroína en las capas altas y bajas. No somos capaces de imaginarnos a un grupo como The Doors, a la cantante Janis Joplin o a los Pink Floyd sin su espíritu rebelde o sin letras que inviten al colocón. En general, las señas de identidad de esta generación rebelde eran sus preferencias por la música rock, los tejanos acampanados, la filosofía de la paz y el amor o la adpoción de símbolos a partir de, por ejemplo, las letras iniciales que forman Nuclear Disarmament. Ni el socialismo pudo atraer a esta gran masa descontenta con el mundo que le habían legado sus padres, que no era ni mucho peor ni mucho mejor, simplemente individualista y bipolarizado. Por otra parte, ya de sobra conocidas las causas, la onda expansiva rebelde alcanzó incluso a los hijos de las familias ricas, los cuales se proletarizaron tanto en el modo de vestir como en la forma de hablar o, directamente, propugnaban causas que les eran ajenas.

En el caso de España, la juventud de ahora poco tiene que ver con la de aquel mayo revolucionario o la de Transición hacia la democracia. Son conocidos los desencantos y muchas las corruptelas que se suceden día tras día en política, y eso es algo que no hace más que disuadir a los jóvenes de ese terreno y alejarlos de una escena en la que tendríamos mucho que decir. Por tanto, todo lo escrito hasta ahora ha sido una introducción esencial para comprender de donde venimos los jóvenes pontinos (ourensanos), historia de la que no nos sentimos adalides, bien por obviedad, bien por ignorancia, pero que llevamos indistintamente a cada lugar al que acudimos. Es ahí donde se encuentra el intríngulis de la cuestión, pues ha de ser notorio que de entre la juventud de la que soy partícipe, son pocos los decididos a hablar de política con propiedad o, al menos, con una mínima idea de lo que dicen, pues es en la política y, en consecuencia, en el terreno laboral, intelectual o económico, donde residen muchos de los destinos de nuestro tiempo. Falta confianza e interés, con lo que seguimos coincidiendo con aquella generación abstraída por el desencanto y las drogas. Preferimos liberar la mente de problemas y concentrarnos en ser el que más rayas se mete, el que más sabe de la vida del prójimo, el que más aguanta bebiendo o el que más camorra arma cuando, en verdad, todos estamos en el ajo, que no es más que nuestra historia tal y como la hemos construido. Es que acaso somos una generación perdida y carente de miras? es que acaso resulta que pecamos de indiferencia cuando en realidad somos unos frívolos cobardes? Conciencia amigos míos, esa es la clave.

La gente con la que siempre he caminado por el barrio, incluyéndome a mí, es un claro ejemplo de individuos corrientes a los que nunca interesaron los problemas de la Metrópoli... bastante teníamos con los nuestros propios. Sin embargo, los grandes acontecimientos siempre nos llamarán a filas una vez más para tomar parte en esta batalla a la que llamamos vida, afectándonos inexorablemente cada paso que dé la gran sociedad. Nuestra pequeña Arcadia se va quedando en una simpleza anodina y temporal para convertirse en otra pieza más del juego. Nunca olvidemos que nosotros hacemos la historia. En nuestra mano está la decisión de si decidir dejar huella o de si pasar bochornosamente desapercibidos por ella.

domingo, 27 de junio de 2010

Historias del barrio (I)


Vivíamos como parias, como gandules. Conseguiríamos cualquier cosa. Si estabas solo, te invitaban a unirte al círculo; si sentías curiosidad, probabas; si deseabas algo, simplemente lo cogías. Así eramos nosotros, una consecuencia del siglo XX arraigada en familias de clase media-baja. Sentíamos el mundo a nuestros pies, y esta es nuestra historia.

Cada uno de los que formamos aquella juventud naciente en los albores del siglo XXI, nacimos como ourensanos pontinos entre 1987 y 1990. Veníamos de estratos muy diferentes, mas si algo nos unió a toda aquella generación no fue un amor de resonancias románticas por la política o la literatura, sino por el mero hecho de divertirnos juntos. Claro que, dentro de los nexos de unión que facilitaron lazos de amistad, también se encontraban tanto los centros educativos a los que acudíamos, como la música o las aficiones de diversa índole.

En el marco de la sociedad ourensana, El Puente era el barrio del que partíamos y al que siempre regresábamos de nuestras aventuras extramuros. Más vale comenzar por el principio de todo para lograr una mejor comprensión de las gentes que se mueven hoy por sus calles. Canedo, como así se conocía antaño a nuestro barrio, no siempre fue una zona más dentro del conglomerado urbano de Ourense, mas este municipio, caracterizado por unas líneas ferroviarias esenciales para la conexión entre Galicia y el resto de España y una comercialidad en auge, entró a formar parte de la ciudad en los difíciles años de posguerra. A Ponte Canedo se le tenía como una zona de bajo nivel de vida, donde residentes trabajadores, principalmente del sector ferroviario, intentaban prosperar de la mejor manera posible. Así, el barrio llegó a extender sus brazos hasta formar pequeños núcleos residenciales y comerciales al por menor como el barrio del Veintiuno o la joven zona del Pino. Desde nuestra posición, podemos considerar que, aunque barrio trabajador, El Puente se ha convertido en una zona de bienestar comparable a la del resto de Ourense, mas aquí todos tenemos una historia en la que se mezclan tanto los momentos más satisfactorios como los de máxima dificultad. Gracias a una creciente culturalización venida de medios de información como la televisión o Internet, los jóvenes pontinos forjamos nuestra identidad a partir de modelos determinantemente influyentes en las grandes ciudades. No resultaba extraño que algunas tendencias pasajeras se expandieran con mayor fuerza mediante el boca a boca que por intervención tecnológica, pues pocos podíamos disfrutar de un ordenador con Internet o de televisión por satélite. Era natural, del mismo modo, saber de novedades exteriores recurriendo a alguien que hubiera viajado o que tuviera conexiones en algún otro lugar de España. El poder de adquisición de algunas familias contrastaba fuertemente con el de otras, conque al haber un predominio de rentas bajas, los cambios en los distintos modos de vida, escalonados desde los de arriba hacia los de abajo, eran vistos como una especie de "ultra-novedad" recibida con más recelo (la mítica mirada de arriba a abajo y viceversa dirigida al extraño) que de manera positiva y abierta. Esto demuestra un total conservadurismo de las costumbres y la gran inadaptación a los cambios habida en todo Ourense.

Como antes mencionaba, en un principio, los centros educativos construyeron nuestras relaciones de amistad. Entre horas de clase con profesores maniáticos, atentos o semi-cultos, nos hacíamos a nosotros mismos y nos incluíamos ya en un grupo. Por desgracia, las etiquetas sociales siguen siendo un lastre entre nosotros. Sin embargo, todos nos identificaríamos como el listo, el burro, el chapón, el pobre, el rico, el guaperas, el feo, el futbolista, el charlatán, el gordo, el delator, el llorica, etc. En la mayoría de los casos, siempre se creaba un alias "apropiado" para cada uno. No es un secreto que a mí se me conozca en el barrio (y posiblemente en mis relaciones con el resto de la ciudad) como Maco y no por mi verdadero nombre, Pablo, excepto en un ámbito académico y personal. A falta de concentración y seriedad para el estudio, los pontinos ocupamos alguna vez nuestro puesto en institutos como el "12 de outubro", el Blanco Amor o el "Sexto Instituto" para engrosar las listas del paro al finalizar la educacion secundaria. Muchos o seguíamos estudiando o nos poníamos a trabajar, otros o seguían malviviendo o lograban gozar de buena fortuna. Así eramos, una gran paleta de colores fríos y cálidos, entrantes y salientes. Cuando abandonábamos el aula, recorríamos las calles en busca de nuestras vidas, y allí las encontrábamos, espectantes sobre qué hacer con nuestro tiempo. En cualquier caso, la droga se nos presentó en cuerpo y alma alguna que otra vez a todos. En su seno iban a dar muchas de las almas que hoy caminan con altibajos, pero por lo demás, la inocente ignorancia realizaba casi todo el trabajo a una edad comprendida entre los 15 y los 18 años. Así, la cultura de la droga, devastadora en la periferia, llegó a todos los rincones de Ourense para expandirse como un plaga que hizo que los traficantes obtuvieran beneficio a costa de idiotas que confraternizaban en masa y de progres aficionados a tomar el consumo de drogas como un estilo y una manera de ver la vida.

Continuará...

miércoles, 2 de junio de 2010

1917: el año en que subió el pan en Petrogrado...

Cada vez que volvemos la vista atrás y encontramos que la Historia puede hacerse de mil maneras, tan sólo jugamos respetando las reglas que nos benefician. El historiador se compromete con la verdad, pero ésta, a su vez, lo corrompe y hasta nubla su vista llevando a que se ignore lo que no siempre agrada escuchar. La verdad que escribimos es la nuestra propia, y no la del otro, que es totalmente diferente. Por tanto, habrá historiadores excesivamente objetivos (a esos no los lee nadie... xD), historiadores parcialmente objetivos e historiadores totalmente subjetivos. Es que acaso elegir a Hobsbawm como historiador "piloto" en mi primer año de carrera condicionará mi futuro? Oh Materialismo Histórico! si tú no estuvieras qué quedaría de la historia de los sin nombre... Llama mi atención, no ya la nítida postura socialista de este historiador británico, sino el capítulo II dedicado a las causas y consecuencias de la Revolución de Octubre de 1917, la cual sintetizaré a través de su trabajo en Historia del siglo XX, junto con anotaciones avaladas por diverso material bibliográfico.

El peso de la guerra total del siglo XX llevó a los estados y poblaciones involucrados en ella a la revolución. Sólo Estados Unidos salió de las guerras mundiales intacto y hasta más fuerte. Desesperada, la humanidad necesitaba una alternativa: socialismo. Podemos decir que la revolución bolchevique de octubre de 1917 lanzó al mundo la señal de "proletarios del mundo, uníos!". Fue un acontecimiento tan crucial para la historia de este siglo como lo fuera la revolución francesa de 1789 para el devenir del siglo XIX. Para comprobar la gran expansión de la ola roja tan sólo anotar que treinta o cuarenta años después de que Lenin llegara a la estación de Finlandia en Petrogrado, un tercio de la humanidad vivía bajo regímenes que derivaban directamente de aquel octubre de 1917 y del modelo organizativo de Lenin, el Partido Comunista. La mayor parte de esos regímenes se ajustaron al modelo de la URSS en la segunda oleada revolucionaria que siguió a la conclusión de la segunda fase de la Guerra de los Teinta y Un Años (1914-1945). Desde el mismo instante de la revolución, la política internacional ha de entenderse (excepto el período 1933-1945) como la lucha secular de las fuerzas del viejo orden contra la revolución social... la eterna batalla entre dos entes, el ying y el yang, etc. La finalidad de la revolución de octubre no era instaurar la libertad y el socialismo en Rusia, sino llevar a cabo la revolución proletaria mundial.

Si la revolución de 1905 no surtió el efecto deseado al comprobar que Nicolás II seguía conservando el poder absoluto a través de las Dumas autorizadas a llevar a cabo un simulacro de gobierno parlamentario, apenas hubo de recuperarse el régimen zarista cuando, indeciso e incompetente, se encontró una vez más acosado por una oleada creciente de descontento social. Al borde del abismo, sólo el ejército, la policía y la burocracia guardaban lealtad al régimen. Si bien el entusiasmo y el patriotismo que sobrevino a las puertas de la Gran Guerra sirvió para enmascarar la situación política, en 1915 los problemas del gobierno del zar parecían de nuevo insuperables. La revolución de febrero de 1917, que derrocó a la monarquía rusa, fue un acontecimiento recibido con entusiasmo por toda la opinión política occidental. Pero también daba todo el mundo por hecho que la revolución rusa no podía ser, y no sería, socialista, pues no se daban esas condiciones en un país agrario marcado por la pobreza, la ignorancia y el atraso y donde el proletariado industrial, que Marx veía como el enterrador predestinado del capitalismo, sólo era una minoría minúscula. Y si Rusia no estaba preparada para la revolución socialista proletaria, mucho menos para la "revolución burguesa" liberal. Así, las fuerzas revolucionarias debían ir más allá de la fase burguesa-liberal. Tendrían que dirigirse hacia la "revolución permanente" más radical, una fórmula rescatada por Trotsky.

La exaltación inicial de patriotismo se desvaneció por completo y en 1916 el cansancio de la guerra dejaba paso a una callada hostilidad ante una matanza aparentemente interminable e inútil. El sentimiento antibelicista reforzó la influencia política de los socialistas. Al mismo tiempo, el movimiento obrero organizado de las grandes industrias de armamento pasó a ser el centro de la militancia industrial y antibelicista en los principales países beligerantes. La crispación era tal que los censores autro-húngaros que revisaban la correspondencia de sus tropas, comenzaron a advertir un cambio en el tono de las cartas. Expresiones como "si Dios quisiera que retornara la paz" dejaron paso a frases del tipo "Ya estamos cansados" o incluso "Dicen que los socialistas van a traer la paz". En 1917, Rusia, madura para la revolución social, cansada de la guerra y al borde de la derrota, fue el primero de los regímenes de Europa central y oriental que se hundió bajo el peso de la primera guerra mundial. Durante su exilio en Suiza, poco antes de la revolución de febrero, Lenin todavía se preguntaba si viviría para verla, mientras que Rasputín, consejero de los zares, la profetizaba. Bastó únicamente una manifestación de mujeres trabajadoras, en respuesta al aumento del precio del pan (hecho desencadenante del comienzo de la revolución francesa de 1789), al que se sumó el cierre industrial en la fábrica metalúrgica Putilov, cuyos trabajadores destacaban por su militancia, para desencadenar una huelga general y la invasión del centro de la capital con el objetivo fundamental de pedir pan. El régimen del zar tocaba su fin. Su fragilidad quedó de manifiesto cuando las tropas, incluso los siempre leales cosacos, dudaron primero y luego se negaron a atacar a la multitud y comenzaron a fraternizar con ella. Cuando se amotinaron, después de cuatro días cáóticos, el zar abdicó, siendo sustituido por un "gobierno provisional", encabezado por el príncipe Lvov aunque en manos del socialista moderado Kerenski, que gozó de la simpatía e incluso de la ayuda de los aliados occidentales de Rusia, temerosos de que sus situación desesperada pudiera inducir al régimen zarista a retirarse de la guerra y a firmar una paz por separado con Alemania. El balance: cuatro días de anarquía y de manifestaciones espontáneas en las calles bastaron para acabar con un imperio. La caída del zar fue considerada inmediatemente como la proclamación de la libertad universal, la igualdad y la democracia directa.

Por consiguiente, lo que sobrevino no fue una Rusia liberal y constitucional occidentalizada y decidida a combatir a los alemanes, sino un vacío revolucionario: un impotente "gobierno provisional" por un lado y, por el otro, "todo el poder para los soviets", consejos populares que surgían espontáneamente en todas partes. La exigencia básica de la población más pobre de los núcleos urbanos era conseguir pan, y la de los obreros, obtener mayores salarios y un horario de trabajo más reducido. Y en cuanto al 80% de la población rusa que vivía de la agricultura, lo que quería era la tierra, pues pagaban todavía tributo a los terratenientes, los cuales se quedaban con la mitad de las cosechas, cuando se suponía que los siervos se habían emancipado en 1861. El lema "pan, paz y tierra" suscitó cada vez más apoyo para quienes lo propugnaban, especialmente para los bolcheviques de Lenin, cuyo número pasó de unos pocos miles en marzo de 1917 a casi 250.000 al inicio del verano de ese mismo año. El único activo real que tenían Lenin y los bolcheviques era el conocimiento de lo que querían las masas, lo que les indicaba cómo tenían que proceder. En base a ésto, Lenin no fue un organizador de golpes de estado como así lo creía la mitología de la guerra fría. En cambio, el gobierno provisional y sus seguidores fracasaron al no reconocer su incapacidad para conseguir que Rusia obedeciera sus leyes y decretos. El afianzamiento de los bolcheviques en las principales ciudades rusas, especialmente en la capital, Petrogrado, y en Moscú, y su rápida implantación en el ejército, entrañó el debilitamiento del gobierno provisional. Había llegado la hora de, no hacerse con el poder, sino de simplemente ocuparlo. Tropas y milicianos leales al Soviet de Petrogrado se habían apoderado ya de numerosos edificios públicos y servicios esenciales en la capital. Antes de que amaneciese el 26 de octubre, los delegados reunidos en el Instituto Smolny presenciarían y ratificarían la ascensión al poder de un grupo de visionarios harapientos dispuestos a destruir el antiguo y opresivo orden grisáceo y a crear la primera répública socialista del mundo. Conforme las sombras descendían sobre la ciudad de Petrogrado, tropas leales tomaron posiciones en el Palacio de Invierno y sus inmediaciones. Con el disparo de advertencia del crucero Aurora y el posterior bombardeo del palacio, los oficiales que se hallaban en él se rindieron inmediatamente a los Guardias Rojos. El gobierno provisional, al que ya nadie defendía, se disolvió como una burbuja en el aire.

Pero, podían los bolcheviques conservar el poder del estado en caso de que lo ocuparan? Lo más problemático era la perspectiva a largo plazo, incluso en el supuesto de que una vez tomado el poder en Petrogrado y Moscú fuera posible extenderlo al resto de Rusia y conservarlo frente a la anarquía y la contrarrevolución. El programa de Lenin de comprometer al nuevo gobierno soviético en la "transformación socialista de la república rusa" suponía apostar por la mutación de la revoluión rusa en una revolución mundial, o al menos europea. Entretanto, la tarea principal, la única en realidad, de los bolcheviques era la de mantenerse, y se mantuvieron a costa de una dura paz impuesta por Alemania en Brest-Litovsk, unos meses antes de que los propios alemanes fueran derrotados, y que supuso la pérdida de Polonia, las provincias del Báltico, Ucrania y extensos territorios del sur y el oeste de Rusia, así como Transcaucasia. No obstante, diversos ejércitos y regímenes contrarrevolucionarios ("blancos") se levantaron contra los soviets, financiados por los aliados, que enviaron a suelo ruso a tropas británicas, francesas, norteamericanas, japonesas, polacas, serbias, griegas y rumanas. En los peores momentos de la brutal y caótica guerra civil de 1918-1920, la Rusia soviética quedó reducida a un núcleo cercado de territorios en el norte y el centro. Mientras ésta creaba de la nada un ejército a la postre vencedor, la incompetencia y división de las fuerzas blancas, su incapacidad para ganar el apoyo del campesinado ruso y la bien fundada sospecha de las potencias occidentales de que era imposible organizar adecuadamente a esos soldados y marineros levantiscos para luchar contra los bolcheviques, consolidaban la victoria de la URSS que, emergiendo de su agonía, dirigió sus pasos en una dirección muy distinta a la que había proyectado Lenin en la estación de Finlandia. Sea como fuere, la revolución sobrevivió por tres razones principales: porque contaba con un Partido Comunista de 600.000 miembros, fuertemente centralizado y disciplinado; porque era, sin duda, el único gobierno que podía y quería mantener a Rusia unida como un estado; y, por último, porque había permitido que el campesinado ocupara la tierra.

La revolución de octubre de 1917 ha supuesto el mayor giro histórico en la vida política del siglo XX. Desde entonces, siempre ha existido un antes y un después. A ojos del mundo entero los obreros de principios del "siglo de las revoluciones" no eran personas hastiadas de llevar aquel modo de vida insalubre y diacrónico, propio de esclavos de antaño ahora remunerados, sino un movimiento socialista consolidado tras octubre del 17, sólido y en aras de expansión. Si el espíritu de Lenin fue aniquilado por el inmovilismo de Stalin, la historia nos dice que no fue así, pues en el progreso del movimiento obrero soviético se encuentra el germen de posteriores revoluciones de carácter socialista, aunque con sus particulares características, como en China, Corea del Norte, Cuba, etc. En el caso de España, el ala izquierda leninista escindida de la social-democracia se mezcló en una amalgama de movimientos obreros, siendo la izquierda española más anarquista que socialista. No podría evitar citar al polígrafo más controvertido de la intelectualidad gallega, Vicente Risco, para dar fe de que el dinamismo socialista llegó incluso a oídos de los ourensanos, de los cuales algunos lo acogían con escepticismo y otros con sonora algarabía. Decía Risco en Mitteleuropa

Isto é socialismo, a idea da igualdade (...) O romantismo, en efecto, choutaba por riba de moitos valados, e nisto do amor, puña a paixón por riba da moral tradicional e dos costumes admitidos. Mais a diferencia é ben grande. En primeiro termo, aquilo era paixón -romantismo- e agora non é iso: agora máis ben trátase de suprimir todo estado paixonal, que se considera morboso, producto da contención sexual. Agora reina a friaxe; trátase do sexo exclusivamente: materialismo, ou sexa marxismo. Quérese que o acto sexual se reduza a un acto fisiolóxico sen importancia (...). Non comprendo ben como estes materialistas se atreven de este xeito a matar un pracer reputado coma o meirande que o home ten no mundo. Quizais ha ser porque unha das misións, conscientes ou non, (...) que o marxismo trouxo, é a de entristece-la vida. Por outra banda, aquilo do romantismo era, ao fin e ao cabo, un privilexio do home superior (...). Mais agora non se trata xa de de naturezas electas, senón que eses dereitos quérenselles dar a todos; quérese a igualdade tamén no espiritual, onde por máis voltas que lle dean, non pode haber igualdade (...); agora os calqueras pretenden os mesmos dereitos que os grandes homes, sen ofreceren en troques unha obra digna do perdón (...). Agora, todo Ninguén que vai para Ningures, ten dereito a todo, e , incapaz de toda idea un pouco fonda, incapaz de concebir nada difícil, descoñece o pecado e ignora a Deus. E peca friamente, sen paixón, socialdemocraticamente (...).

Podemos estar de acuerdo o no con Risco, pero el hecho más relevante se manifiesta en su misma declaración de principios. El marxismo extendido por la revolución de octubre supuso para la mentalidad conservadora española la escisión entre lo viejo y lo nuevo. No anda mal encaminado Ortega y Gasset, uno de los maestros de Risco, al advertirnos de una "rebelión de las masas", no entendidas como masas obreras sino como gente-masa, que tienen como objetivo lo inmediato, siempre recibiendo y nunca dando algo a cambio. Así como Ortega, Vicente Risco comprende "que homes de masa, de mentalidade simple, o novo bárbaro das grandes cidades, ou os que levan demasiada presa na vida, e non teñen tempo para exercitaren o pensamento crítico, sexan marxistas". Al margen de convicciones beatíficas, propias de una sociedad no acostumbrada a los grandes cambios, nos queda, en resumen, cerrar con otra cita del genial Risco que se encuentra más allá de toda ideología, y dice así:

A traxedia nosa velaí está: polo ideal, renunciamos á ciencia e á sona e ao prestixio; mais, sen ideal, ¿para que a ciencia, para que a sona, para que o prestixio?


FUENTES: Grandes acontecimientos del siglo XX (VV. AA.); Historia del siglo XX (E. Hobsbawm); Diccionario Enciclopédico Salvat Universal, vol. 17 (edición de 1993); Mitteleuropa (Vicente Risco).







viernes, 28 de mayo de 2010

"Vivir juntos, morir juntos"

Ahora que los conceptos registrados a lo largo de una semana de exámenes huyen haciendo cabriolas en el aire, me veo ya en situación de poder hablar de LOST sin quedarme estancado con una reflexión trasnochada, todo lo contrario. Yo también fui uno de los que madrugó el lunes 24 de mayo para lograr establecer orden en la amalgama de misterios relacionados con osos polares, suministros de la nada, números, electromagnetismo, etc., con nombre en clave LOST (Perdidos). Tras las lagunas en la traducción y el lapso de casi 5 minutos de capítulo final, todos llegamos a la conclusión de que había terminado como empezó: con un plano del ojo de Jack, esta vez cerrándose para siempre. Las preguntas surgieron después. De ahí se pasó a la confusión, hasta llegar a la crítica gratuita. No hablaré del contertulio que tuvo lugar tras la emisión de la Season Finale en Cuatro, porque, francamente, para oír chorradas me pongo a Intereconomía.

La impresión que me ha dejado este último episodio es la de satisfacción, pues aunque no se ha resuelto ni uno de los misterios pendientes, sí se ha dado por finalizada la historia de los personajes, que son, al fin y al cabo, los verdaderos protagonistas de toda la serie. Puede que intuya cierta estrategia de marketing con la conclusión emitida, mas no deja de ser LOST, un evento televisivo comparable a la revolución que George Lucas trajo al cine en su momento con "Star Wars", a su vez, cine pionero en eso del merchandising. Con la Isla en medio de una incógnita y nuestros losties -cuidado SPOILER- requetemuertos tras su paso por el Purgatorio y un Limbo imaginado por ellos mismos, la conclusión no puede ser otra que la del reencuentro. Y es que la serie progresa en ese sentido desde el primer capítulo, de hecho el título de la serie nos lo dice todo (LOST-Perdidos). Todos son almas Perdidas, con una vida trágica y turbulenta. La Isla les da la posibilidad de redimirse, de enderezar su destino y llevar la vida que ellos siempre han querido, lo que nos conduce a esa especie de realidad alternativa de la Sexta Temporada, un Limbo imaginado por los protagonistas para recordar que no es "vivir juntos, morir solos", sino "vivir juntos, morir juntos".

Al término de la vida en la Isla, Jack ha resultado ser el primero y a la vez el último. Él ha sido nuestros ojos a lo largo de las seis temporadas. De líder racional de los losties a devoto protector del espíritu isleño, Jack Shephard fue un hombre de ciencia que llegó a ser hombre de fe. ¿Cuál es el mensaje subyacente al metraje ofrecido por los guinostas? Vive tu vida como quieras y lo mejor que puedas, nadie está determinado por el destino. ¿Qué sentido tiene preguntarnos sobre los misterios de la propia vida (la Isla) si ni siquiera alcanzamos a hallar una mínima respuesta coherente o lógica? Hay que dejarlo fluir... Sinceramente, me llevo conmigo unos gratos momentos que descubrí junto a Laura y, repito, la satisfacción que hace tiempo no me daba ninguna otra película. LOST ha tenido tantas referencias culturales y guiños que darían para hablar un buen rato, aunque no seré yo quien satisfaga vuestra curiosidad, pues existen cientos de artículos diseminados por toda la Red. Gran serie, gran final.





domingo, 25 de abril de 2010

Adiós al silencio

Y sucedió que la voz de los silenciados se dejó oír. Al fin, no entre lágrimas y llantos, sino entonando los cantos de gloria por la verdadera justicia. Lo ocurrido ayer, 24 de abril de 2010, pasa a la historia como el día en que las víctimas del yugo franquista tomaron un día de ventaja. Sus hijos, nietos, bisnietos… se echaron a las calles con el único fin de defender a una persona que ya es sinónimo de “recordar”, el único valedor capaz de rescatar del pasado, enterrado en una fosa común, a nuestros muertos. Personalmente, he de “agradecer” a Falange Española que contestara mi carta. Qué presteza y qué sentimiento puesto en cuatro míseras líneas:

Estimado Pablo:
Agradecemos el envío de este escrito con pretensiones literarias. Sin duda refleja su escaso conocimiento de José Antonio Primo de Rivera y de la historia y presente de FE de las JONS.
Muchas gracias.


Poco sentido de la caballerosidad, sin duda. En cambio, yo no escatimo en argumentos cuando de injusticia se trata. Hablaba, hace unos días a la hora del almuerzo, con el “camarada” Giménez de Tesada sobre la Iglesia, Partido Popular, Falange y tradicionalismo español cuando reparé en qué pretendía decirme: “en Falange todos están mal de la olla”. No me contaba nada nuevo, pero viniendo de él, alguien que juega a tres bandas ideológicas y las mete en un mismo saco, significaba que no daba un duro por la credibilidad de los falangistas. En esto de la defensa de Garzón parece que mi carta había calado hondo, y no pretendo ser ambicioso, pero es que Falange es incapaz de dar una batalla por perdida porque huye antes de enfrentarse. Aquí os dejo la reproducción de mi carta:

Ourense, 18 de abril de 2010

Jefatura Nacional de
Falange Española de las J. O. N. S
C/ Fernando Garrido 16 1º - 28015 –
Madrid - e-mail:
falange@falange.es

A quien pueda interesar:

“Para defender un ideal no hace falta sentirse bien acompañado. Mejor compañía que la de las ideas puras no se ha de encontrar”.

Estas palabras de José Antonio Primo de Rivera, bien conocidas por todos vosotros, se agolpan ahora en mi cabeza como un eco del pasado que intenta manifestarse y quiere dar lugar a la interpretación. Y como de José Antonio se ha escrito y hablado mucho, pero no criticado (al menos por vuestra parte), encuentro en la frase de introducción una paradoja temporal perfecta para su discusión, más aún con los días que corren.

No seré yo quien os revele un nuevo secreto del Fundador, ni tampoco un hagiógrafo que venere su obra, mas “para defender un ideal” no necesito de sus palabras providenciales. La frase describe a José Antonio en su faceta más comprometida con España. En sus declaraciones a La Noticia del 25 de agosto de 1933 (publicadas del mismo modo en La Nación), José Antonio justifica el Estado autoritario y critica el liberalismo económico. No había ni fundado Falange Española, cuando ya apuntaba hacia el fascismo mussoliniano como forma de defender el ideal de Estado-Patria. Atendiendo al contexto en el que José Antonio se pronunció, caemos en la cuenta de que vivía una época que para muchos fue convulsa y que para otros supuso una verdadera puesta a prueba del ideal democrático. Fiel defensor de la obra de su padre, aunque levemente crítico con él, al Ausente le dará tiempo a tan sólo debutar en el terreno político. No llegan ni a marchitar sus ideas cuando es fusilado un 20 de noviembre de 1936. Si su ideal llegó a aflorar, fue devorado por el gigante e incombustible tradicionalismo católico español. Muerto José Antonio, ¿qué queda de éstas, sus palabras?

Asistimos hoy a un espectáculo llamado Caso Garzón, un proceso judicial en contra del juez estrella de la Audiencia Nacional por sus supuestas extralimitaciones al querer investigar los crímenes del franquismo. Vosotros, los querellantes junto con Manos Limpias, habéis dado lo que se conoce en estatuaria como un falso paso. Falso, porque falsa es vuestra intención. Con esta querella, no pretendéis impedir que se investiguen aquellos crímenes cometidos por los franquistas a lo largo de la guerra y toda la dictadura. No, pretendéis encontrar en vuestra causa la continuidad que ya os negó la Historia como adalides de los viejos valores. Falso, porque falsa es vuestra trayectoria. Habéis olvidado los avatares sufridos por vuestro camarada Hedilla, os habéis desentendido de las atrocidades de la retaguardia falangista y, encima, habéis practicado el voto de silencio durante gran parte de la dictadura, cuando Franco destruía la Falange con la Unificación y todos cantabais al unísono el “Cara al sol”, traicionando así a vuestro Fundador. Sois los herederos perfectos de Girón de Velasco y Fernández Cuesta, seguís conformando la Falange Española Tradicionalista de las J. O. N. S, siempre velando por el buen nombre del Caudillo y su obra. Decís que no sois fascistas, pero vuestras señas de identidad os delatan. Si Baltasar Garzón es tan culpable como creéis que es, si el juez Varela y todos sus colaboradores han de condenarlo por “listillo”, si tan peligroso consideráis que es, entonces, ¿cómo es posible que a una sola persona que “para defender un ideal” no echa en falta “sentirse bien acompañado”, sino que disfruta de la única compañía “de las ideas puras”, le tengáis tanto miedo y pavor? ¿Es que acaso no os llega con la “sangre vertida” por José Antonio como para desistir en vuestras “discordias civiles”?
No valdrá Ley de Amnistía alguna para impedir condenar vuestros crímenes. Por encima de eso está la España que una vez violada y marginada se levanta ahora para romper pactos de silencio.

Supongo que es como todo en esta vida, el zorro que se siente acorralado enseña sus fauces y falanges al cazador cuando está a punto de apretar el gatillo. Un último alarido será la señal del término de su decadencia.

Sinceramente
Pablo Cid Couce

En resumen, la jornada de ayer fue la del silencio que habló por fin. Lo hicimos por Garzón, pero realmente lo estábamos haciendo por todos aquellos que por causa de una idea fueron vilmente asesinados, por nosotros, por el futuro y por una justicia capaz de condenar tales crímenes contra la humanidad. Bien es sabida la falta de madurez de la democracia si no hace frente a sus fantasmas y si su pasado embarazoso queda en un silencio perpetuo.
Falange y Justicia lamentable, Partido Popular y Espe aún más…

lunes, 22 de marzo de 2010

No, we can't...



Esta mañana he despertado con la noticia de que la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha dado vía libre a la tan denostada reforma sanitaria del presidente Obama con 219 votos a favor y 212 en contra. No deja de apreciarse en mí una mueca de alegría y, a la vez, una de decepción. No estoy satisfecho porque no es lo que se prometió, y yo no soy yanki. Hagamos una pequeña síntesis (desde nuestra visión europeista) de lo que supone tener cobertura médica en Estados Unidos.

Cada ciudadano norteamericano escoge el seguro médico que más le convenga. El Estado, por tanto, no da una cobertura médica universal como la que tenemos en España, sino que se contrata (y no de manera universal precisamente) a empresas privadas, de manera que la cobertura sanitaria de la mayor parte de la población la realizan las propias empresas a través de un seguro colectivo o bien un seguro privado. Éstas, además, ofrecen la asistencia sanitaria a sus trabajadores como medio de atraer fuerza de trabajo. El Departamento de Salud y Servicios Humanos, surgido bajo la presidencia de Eisenhower, es el organismo dependiente del gobierno federal encargado de la protección de la salud y la provisión de servicios sanitarios, sobre todo a los más desfavorecidos. Entres sus programas está (o estaba) el Medicare y el Medicaid, los cuales proporcionan seguro médico a personas de la 3ª edad y a inválidos y personas con ingresos bajos, respectivamente. A pesar de todo, sigue habiendo un importante segmento de la población sin cobertura médica alguna. Pero ésto, dicho así, suena distante e incluso de manera confusa.

El ejercicio de la profesión de médico en Estados Unidos supone una liberalización de la relación médico-paciente. Un médico cobra a través de Pago por Servicios Prestados, el Estado no interviene. Un ejemplo: si yo soy ciudadano estadounidense y me rompo una pierna puede que la relación aseguradora-médico redunde en su propio beneficio, pues mi médico puede denegar una operación si la empresa que aporta el dinero para mi cuidado así lo cree conveniente. Otro más: si yo poseo una condición médica preexistente que entra en conflicto con las propias condiciones de la empresa que me cubre, no seré asegurado. Puede que esté trabajando, pero si me despiden (por ejemplo) me parece que tendré que tirar de costurero de la abuela para coserme esta herida, ya que no me llega el dinero para pagar un seguro privado.

Éste es (era), señoras y señores, el modelo sanitario de Estados Unidos. Lo que pasó ayer puede llegar a traducirse como "No, al final no pudimos". Y por qué diablos no? muy sencillo, (esto que cito a continuación me lo chivó un amigo cercano que dice haberlo escuchado en la cadena Ser, no es textual pero supone la verdad) "coge el tema o problema que más divida a la sociedad española y multiplícalo por diez" y tendrás una lucha enardecida entre patriotas republicanos y demócratas-(mal llamados socialistas). Puede que la administración Obama no haya cumplido lo que en su momento no pudo hacer Hillary Clinton, establecer una coberura sanitaria universal, pero ésto no quiere decir que no haya que dejar tiempo al tiempo. Si no se ha producido esa "socialización" ha sido porque una gran parte de la sociedad estadounidense (véase FOX, Partido Republicano o Tea Party) sigue agitando el fantasma del comunismo soviético y reavivando la llama del McCarthysmo, amenazando con un levantamiento popular contra los ataques velados a la constitución de los padres fundacionales. Extremismos a parte, mi reflexión final es que no habrá un gobierno en Estados Unidos que se preocupe por sus ciudadanos hasta que las corporaciones dejen de ostentar el verdadero poder.



martes, 16 de marzo de 2010

Música es Historia

Ya que me sobra tiempo y a la vez me falta. Cuando suena la hora en la que se apuran trabajos y exposiciones, viene a mí una simple idea de la que siento poder hablar, mas es posible que para el público no merezca ni siquiera una triste línea. He comprobado, a lo largo de muchos años, como la música se ha dejado sentir en mí, no ya como el espectro de un dogma que muere en el olvido, sino con la longevidad que hace de todos los artistas a los que no he dejado de escuchar eternos.

Y no sólo es música inmortal la que tañen sus instrumentos, también es historia universal que hace reflexionar a la mente y plantearse diversas preguntas. Por ejemplo, no comprenderíamos buena parte de la obra de Jimmy Hendrix o Bob Dylan si no la situáramos en plena eclosión de la canción protesta estadounidense durante la guerra de Vietnam. También podríamos establecer que el nacimiento de la música Rap se debió a la proliferación del movimiento Black Panther bajo las doctrina propugnada por Malcolm X o mismamente a la lucha pacifista del movimiento negro liderado por el Dr. Luther King. Si acaso la "Cabalgata de las Valkirias" u otras piezas dentro del corpus wagneriano inspiraron a Hitler, del mismo modo la pieza citada servía como precalentamiento para los chicos de Apocalypse Now. A la muerte de Kurt Cobain le sucede el nacimiento del movimiento grunge, a la de Elvis la pérdida de un icono cultural de la vida estadounidense. Con Pink Floyd y su The Dark side of the Moon, grupos como The Doors y otros, la juventud simplemente flipó en demasía, tanto como para que se generara una cultura que buscaba la inspiración y la huida de la realidad a través de las drogas.

Si esta lista de ejemplos no basta para comprender los cambios sociales de los últimos años del siglo XX es que no alcanzamos a dimensionar la gran importancia histórica que adquiere, no sólo la música, sino los artistas que la hacen, los cuales se convierten en los nuevos líderes de masas. Desde los neoanarquistas y la música Punk a la denuncia social de grupos como Rage Against the Machine, desde el meneo del culo de Britney al estribillo combatiente de una canción rebelde irlandesa hay una empresa común: transmitir una idea (quizás Brintney esté de más en cuanto a este concepto). Sé que se me escapa mucha música y que hablo desde mi propia experiencia, pero me gustaría, sin embargo, citar un artista en especial al cual creo poseedor de la mejor lírica urbana en castellano: Tote King. Este sevillano supuso desde el 2002 para mí una fuente de conceptos históricos inscritos en una letra de Rap, pues tanto rima recurriendo a acontecimientos como el 11S o las Malvinas como dedicando versos a iconos de la historia como Daniel Defoe, Jean-Paul Sartre, Noam Chomsky y otros. He aquí pues un ejemplo de como la música sirve de puente para una historia que pervivirá por siempre en CD, vinilo o cassette.

lunes, 11 de enero de 2010

Assassin's Creed 2 y por qué elegí convertirme en historiador

Aquí yacen las respuestas a todas aquellas dudas que se hubieran planteado los que, con afán de superioridad o mera ignorancia, cuestionaran con la facilidad que les otorga el mundo competitivo de hoy el por qué de elegir Historia como carrera a seguir.

A toda elección le precede la experiencia de la condición, la meditación y la decisión. En los cuatro casos me ha influido el entorno familiar en el que me crié, los libros que he leido y las películas que he "rayado". Por tradición diré que la ciencia de las Humanidades ha sido la piedra angular del academicismo de mi familia, pues pertenecen sus miembros a esa cantera inagotable de profesores, escritores y artistas de las más variadas disciplinas. Pero siendo ésta una influencia de cara a la decisión final, no es condición sine qua non a la hora de elegir. Existen excepciones en las que aún estando arraigada la tradición humanista, el chaval nos salga matemático, físico o empresario. Incluso los más sembrados podrán advertir que hoy en día el cultivo de la mente no requiere pasarse cuatro o cinco años entre las paredes de una Facultad, sino que optarán por otras salidas mucho más prácticas. Bien por ellos!

Siguiendo con las condiciones influyentes, la vida me enseñó la Historia a través de mis aficiones ya citadas y, en último término y no por ello menos importante, los videojuegos. En la lectura descubrí mi particular interés por los distintos géneros literarios que iban desde la tragedia shakespiriana, pasando por el realismo de Galdós y Unamuno, hasta la fantasía de Tolkien, la ficción de Orwell o la filosofía escondida tras las palabras de Maquiavelo u Ortega y Gasset. Durante mi etapa de instituto, la Historia Contemporánea y, en concreto la de España, me interesó más que ninguna otra, siendo la etapa de la II República, la Guerra Civil y la Dictadura de Franco objeto de análisis preferido por mí. Con todo, me sigo considerando un aficionado al lado de los grandes devoradores de letra impresa.

A su vez, el cine, esa adicción casi hereditaria debido a mi padre, se convertiría en espejo de mi alma en cuanto me sentara en una de las butacas del Novocine o el Xesteira. A través del metraje de Murnau, Browning, Chaplin, Houston, Billy Wilder, Coppola, Scorsese, Lucas, Spielberg... mi imaginación era presa de la historia de cada filme y no soportaría apartarme de mis héroes de antaño ni hasta en el terreno más sobrio. Del mismo modo que el cine, la música seguirá siendo semilla de inspiración en mi haber cotidiano, pues a los hechos me remito, que si yo pisé un escenario fue para cantar la realidad de las calles y compartir mi visión de la vida con los colegas del barrio, no más allá.

Ahora, con 22 años a mis espaldas y un tiempo hermoso perdido/aprovechado, me veo metido de lleno en el primer año de Historia. Mi motivación final para decidirme por esta carrera, que es la que tuve en mente desde que retomé los estudios, es mi afición por los videojuegos, y vosotros os preguntaréis: ¿qué relación guardan? pues mucha. Si me remito a la introducción del presente artículo, donde tildo a esta sociedad de competitiva, el historiador recibirá a los videojuegos como agua de mayo, pues desde mi perspectiva idealista, si es que hay algún historiador así (seguro), el mundo de las consolas es el nuevo campo de cultivo para nosotros. Pensad bien, una industria que ya supera en beneficios a la del cine no puede ser otra cosa que una nueva oportunidad para aportar nuestros conocimientos. Los historiadores no solo nos documentamos y recopilamos información, también somos capaces de aplicarla, podemos imaginar historias. Si el cine o la literatura ya se ha nutrido del drama histórico, la industria del videojuego es el siguiente paso a explotar. Fruto de esta declaración de principios, es mi reciente experiencia con el título de PS3, Assassin's Creed 2, el cual recomiendo a todo aquel que le guste la Historia (disciplina que implica el Arte), pues se sorprenderá del trato preferente que se les da a los hechos históricos de la Italia del Renacimiento superpuestos a la trama ficticia y, en mayor medida, la envergadura del espacio jugable, que plasma de modo excelente las ciudades de Florencia o Venecia. Es por ésto que yo arda en deseos de ampliar miras en la disciplina Histórica, pues contemplo más posibilidades que las dadas habitualmente. Muy a mi pesar, las necesidades de hoy se empeñan en dar de lado a los humanistas, y se hacer creer a la gente de la pérdida de tiempo empleado en esta nuestra carrera de Historia, mas yo digo que contadas carreras se hacen por vocación actualmente. Quien sucumba a las órdenes de un sistema de creencias y valores que dice qué vende más y qué menos, se verá resignado a desempeñar un trabajo el cual detesta y vivirá aletargado por siempre en su deseo de hacer lo que siempre quiso.

Estudio Historia porque confío en el pasado para explicar mi situación presente. Al menos ésta es mi opinión... cuál es la tuya?



jueves, 7 de enero de 2010

Orwell tenía razón...


(Animo a la gente a que lea esta entrada mientras escucha este genial track de fondo
, perteneciente al juego Assassins Creed 2 [gracias Laura!]... no tiene desperdicio!)


Haciendo uso del comienzo de uno de mis artículos, ahora más que nunca pienso que las cosas han vuelto a tornar insanas, por qué? porque George Orwell tenía razón.
Los sentimientos que últimamente afloran recuerdan al pálpito apresurado de los corazones de medio mundo en septiembre de 2001. Terroristas a bordo de aviones, datos que se cruzan, testimonios que confunden... deberíamos suponer que ésta es, de nuevo, otra estratagema para engañarnos? esta nueva alarma supone que se nos va a tratar a todos como a terroristas? El momento no podía ser más propicio.
La intentona suicida del avión de Detroit ha vuelto a golpear la conciencia estadounidense. Vuelve a pasearse por la Casa Blanca el fantasma de la inseguridad nacional, de modo que la reacción no se ha hecho esperar. Obama alienta al pueblo a que tenga presente el supuesto de un ataque exterior, y lo que diga el presidente de E. E. U. U "va a misa" en cualquier rincón del globo.

A pocos días de la alarma, la política de seguridad en los aeropuertos ya es objeto de revisión, y el escáner que te deja en bolas ya está aquí! Quién no ha deseado nunca unas gafas con visión de rayos X para poder ver al vecino/a tal y como su madre lo/la trajo al mundo?? no busquéis más, aunque quizás os sintáis un poco decepcionados al saber que no váis a ser vosotros los que espiéis, sino Ellos. Tal es el caso, que las autoridades eslovacas han ido más allá de sus posibilidades colocando explosivos en el equipaje de uno de sus pasajeros destino Dublín, donde fue detenido! El objetivo era comprobar si los explosivos eludían las medidas de seguridad, y así lo hicieron...

Tras la disculpa de Eslovaquia, la pregunta flota en el aire: dónde acaba la publicidad y empieza la intimidad? Si la palabra de una gran nación como E. E. U. U prevalece sobre la del mundo entero, acaso estamos en guerra? guerra contra nosotros mismos? A decir verdad, no creo que Orwell fuera un cuentacuentos, sino todo lo contrario. "1984" narra cómo los entresijos de una sociedad totalitaria se basan en el control y manipulación del individuo. La constante amenaza fantasma que nos dice que estamos en peligro no es sino el dictamen de la voluntad de unos pocos en la sombra, los cuales "nos dan paz para tener guerra". Nosotros somos sus piezas, sus peones. Abrazando valores aparentes como el de la sociedad igualitaria, no hacemos más que tragarnos las mentiras que nos vedan el camino hacia la verdad. El control de hoy funciona en base a tenernos entretenidos, panem et circenses. La televisión es ese "gran" medio que hace a la mente "pequeña" y al individuo fácil presa de los convencionalismos. Mientras asistimos bobos a la emisión de hoy, Ellos simulan poner remedio a los males del mundo como el Cambio Climático o el hambre en África. Videocámaras, Internet... son instrumentos que les dan acceso ilimitado a nuestros perfiles.

Si ojeamos las páginas de la historia todo se reduce al destino de muchos en manos de unos pocos, y los males que creíamos haber superado siguen arraigados no ya de forma directa, sino durmiendo en el subconsciente de la maquinaria a la que llamamos Estado. El modelo de democracia occidental de hoy, tan evolucionada tecnológicamente, es la mejor garantía para aplicar ideas que subyacen en los métodos de control de antaño.